martes, 5 de julio de 2011

PEREGRINACION A LA VIRGEN DE LA VEGA

Por segundo año consecutivo acudimos en peregrinación al Santuario de Nuestra Señora de La Vega en Pedrosa de Valdelucio, retomando una tradición que se había perdido en los últimos años. No dejar caer en el olvido o recuperar nuestras costumbres han sido desde la fundación de la Asociación Valdelomar nuestro mayor anhelo. Los que componemos la Asociación hemos sido testigos del cambio que han supuesto estos últimos años en nuestro valle: envejecimiento, despoblación y progresivo abandono de las ocupaciones que durante generaciones marcaron la vida de sus habitantes y conformaron numerosas tradiciones.
En este contexto decidimos recuperar la peregrinación al Santuario de la Virgen de La Vega para, por un lado rendir homenaje a nuestros mayores, que desde hace más de 200 años se han ocupado de mantener viva la tradición y por otro, dedicar un día a mejorar la relación entre las gentes de Valdelomar. La mayoría de nosotros no vivimos en el Valle y son muy pocas las ocasiones y menos los locales que compartimos, lo que dificulta el intercambio de experiencias.
Este año teníamos además un doble motivo de alegría, ya que por un lado incrementamos el número de asistentes a la marcha y también conseguimos involucrar al Común de Valdelomar, que pagó las bebidas que compartimos en la comida campestre.
Con éstos ánimos nos presentamos en Santa María a las 7.00 y nos pensamos un buen rato lo de echar a andar, pues la cantidad de rayos que caían hacían que al más valiente se le quitaran las ganas de salir a la intemperie. Pero como habíamos hecho promesa , en un momento que clareó nos echamos al monte. Ya en Revelillas el sol brillaba y no nos creíamos que apenas una hora antes estuviera cayendo el diluvio universal.

Al llegar al Páramo de La Lora el viento que siempre sopla por ahí arriba hizo que alguno quisiera aprovecharlo para hacer más cómoda la marcha y se "fabricó" una vela para tal fin.



El camino es muy cómodo y enseguida nos permite tener unas maravillosas vistas del todo el Valle de Valdelucio, con la carretera Aguilar-Burgos atravesándolo y al fondo la Montaña Palentina, Curavacas, Espigüete y los Castros de Bernorio, La Ulaña y Peña Amaya, un lujo.




Después de tanto andar ya nos estaban esperando los peregrinos del autobús con las bebidas en nuestra nevera.



Una misa de más de una hora (este año le tocaba al Obispo de Palencia) y rápido a comer, todos juntitos y compartiendo viandas. Se me olvidó hacerle una foto al termo del café, pero éramos treinta y creo que nadie se quedó sin su cafelito y sus pastas.





Un poco de tertulia, unos juegos y para abajo, ahora en autobús que se acercaba otra tormenta.










En resumen, una maravillosa jornada de convivencia que nos ha dejado un gran sabor de boca a todos.


1 comentario:

Frida Octubre dijo...

Hola! No consigo contactar con vosotros a través del correo que aparece en el blog. Podéis pasarme una dirección alternativa? Gracias