sábado, 29 de octubre de 2011

LA PATATA

Cuando me preguntan cuál es mi pueblo siempre simplifico un poco y digo que soy de Valderredible, por no complicar la cosa, y la respuesta suele ser Ah! donde las patatas. Eso es, Valderredible y las patatas son un binomio indisoluble. La altitud de nuestro Valle, el clima y la calidad del suelo han hecho que la patata haya sido durante años el cultivo preponderante y de mayor calidad. No es casualidad por tanto que se asocie el Valle a este tubérculo.
Descubierta por los españoles en el altiplano andino, tardó unos cuantos años sin embargo en ser introducida en la dieta de los europeos. En el catastro del Marqués de La Ensenada de 1752 no se hace referencia a su cultivo en el Valle; no sería hasta ya entrado el siglo XIX cuando su cultivo se generalizara y pasara a ser una de los alimentos fundamentales de la población.
La patata tiene un aporte calórico importante, es fácil de cocinar, su cultivo no requiere de muchos cuidados y se adapta bien a los climas rigurosos de temperaturas extremas y escasas precipitaciones, así que no es de extrañar que nuestros abuelos comieran patatas hasta para desayunar, como dice mi madre.
Valdelomar es de los pocos sitos del Valle donde todavía se pueden encontrar patatas de secano, cuya cosecha es de menor cantidad pero de una calidad insuperable.



La puerta del patatero de La Torre
Llegan las primeras heladas y hay que sacar las patatas. Tarea dura como casi todas las de la tierra, requiere el esfuerzo coordinado de toda la familia.

Sacando patatas

Surco a surco se excavan los pies con el azadón para sacar las patatas de la tierra, de ahí al canasto bien seleccionadas por tamaño,  del canasto al saco y del saco al carro y luego al patatero.


¿Y luego? Pues a vender una parte y la otra para casa, que hay que quitar el hambre.
 Las abuelas tenían poco en casa para hacer florituras culinarias, pero de ya se sabe, de la necesidad, virtud. Aceite, patatas, ajo y pimentón. Pocos platos hay más sencillos y más sabrosos, sobre todo en éstos días que empieza el frío. Se "cascan" bien las patatas, se hechan a la cazuela a cocer y cuando ya están cocidas se les añade el sofrito de ajo y pimentón. Cinco minutos más de "cortesía" y a la mesa. Cuidado, queman.