sábado, 29 de enero de 2011

EL CALLEJO DE AHEDO

Entre los muchos documentos que se guardan en nuestros desvanes, se puede encontrar algún que otro "tesoro".
Tal es el caso de las Ordenanzas del Callejo de Ahedo. Redactadas en 1695, suponen el intento de las autoridades municipales de Valderredible de hacer cumplir el compromiso al que estaban obligados los habitantes del Valle de acudir cuantas veces fueran llamados a dar batidas para eliminar la presencia de lobos y osos en sus tierras. Para ello recurren a la autoridad del Consejo Real, pues debía ser tal la proliferación de dichos animales que "... hombres y mujeres por evitar riesgos y peligros dejaban de pasar de unos lugares a otros.". En dichas Ordenanzas se fijan las obligaciones, sanciones y órganos encargados de impartir justicia.
En primer lugar recuerda la necesidad de acudir a la cacería "so pena de pagar dos reales cada persona que no acudiere y trescientos maravedís el concejo". Todos los pueblos movilizados (casi todo Valderredible, más Valdivia y Valdeprado) saldrían escalonadamente a lo largo del día para confluir a la hora covenida de antemano en el Pozo de los Lobos, que todavía se conserva en las inmediaciones de Revelillas.
Las cacerías se realizarían "...de Septiembre a Mayo, que es tiempo más conveniente del año porque no hay tantas ocupaciones", y dividen la zona a batir (casi 21.000 Ha.) en tres partes diferentes, mandada cada una por un "juez"; uno por la cuadrilla de Villanueva, otro por la de Sobremonte y Valdelomar y un tercero en los pueblos de Valdavia. La gran bolsa formada al juntarse los monteros se iría cerrando progresivamente, cercando a la caza y seleccionando a los animales a batir que caerían al pozo.
La toponimia también conserva vestigios de lo que fue en su día una gran zona de batida (La Lobada, El Callejo, La Hoya).


Merece la pena acercarse hasta Revelillas y subir hasta el Pozo de Los Lobos primero, continuar por el sendero y llegar hasta el mirador de Valcabado, para desde allí imaginar el cerco al que estarían sometidos los lobos y osos que irremediablemente morirían en el fondo del Pozo.