martes, 20 de septiembre de 2011

MANZANAS

Llega el tiempo de la cosecha, la recogida de los frutos tanto tiempo esperada. Primero fueron las cerezas y las ciruelas, y ahora nos toca traernos a casa manzanas y peras; dentro de poco nueces y avellanas. Y eso que este año el tiempo ha estado muy raro. Calor en primavera; los manzanos, perales y ciruelos en flor antes de tiempo. Todos nos temíamos una helada tardía que se llevara por delante una cosecha que se preveía fantástica. Pero no llegó.                              
                              
                                 
                              
El verano fue extraño también, con temparaturas muy suaves, más propias del otoño. Así que cuando ha llegado este otoño que más parece primavera, los árboles se vuelven locos y pasa lo que pasa, que vuelven a echar la flor, aunque sea una flor efímera. Eso del cambio climático debe ser verdad.



 
Nosotros aprovechamos las manzanas caídas para hacer una compota. Los mismos ingredientes sirven para poner las manzanas al horno, otra delicia pero hoy no tocaba. Pelamos las manzanas, las partimos en gajos y a la cazuela con el agua y el azúcar. Cuando estén blanditas a comer, mejor si están templadas.



Si la receta no os ha convencido, quizás lo haga el refranero: "una manzana al día mantiene al médico en la lejanía, sobre todo si apuntas bien".

miércoles, 7 de septiembre de 2011

LAS ÁNIMAS

Las ánimas son esas construcciones que encontramos a la entrada/salida de nuestros pueblos y que están dedicadas al recuerdo de las almas del Purgatorio.
En una sociedad tan tradicional como era el mundo rural hasta hace poco la religión se mezclaba con lo esotérico y el culto a los muertos era una de sus manifestaciones más visibles. De ahí que se construyeran en muchas localidades este tipo de altares para que el viajero interrumpiera su recorrido por un momento y dedicara parte de su tiempo a la oración en memoria de los fallecidos que todavía no disfrutaban del "descanso eterno".Cada vez que un vecino abandonaba el pueblo por cualquier motivo era obligación parar y rezar al menos un padrenuestro. Obligación que se extendía a cualquiera que pasara por allí, bien por piedad cristiana, por costumbre o por simple superstición.
En muchos otros sitios se conocen este tipo de monumentos como humilladeros o cruces, y están repartidos por toda España.

En Valdelomar tenemos la suerte de conservar alguno de esos monumentos cargados de historia. Son muy simples en su diseño y construcción, y valen más por lo que representan y por la memoria de nuestros antepasados que por su calidad artística.

Las ánimas de San Andrés están pegadas a la casa de Julián, el párroco, y a la vera del antiguo Camino Real. Recientemente se restauraron evitando su ruina y olvido.Las de San Martín también estaban a la orilla del Camino Real. Con el nuevo trazado de la carretera del valle se tuvo el acierto de trasladarlas a su actual emplazamiento entre San Martín y Santa María.

Las de Castrillo se fueron cayendo por la desidia y un espino creció en su interior.
Ahora se han convertido en la caseta de una huerta adyacente.